Pensar, reflexionar o filosofar son acciones que suelen utilizarse para lograr ese momento de relajación y conexión que les permite a las personas liberarse de cargas. Sin embargo, aunque esto suene bonito se han creado mitos sobre la meditación que alejan a las personas de practicar esta actividad. Hoy conoceremos algunos de estos para ayudarte a crear una opinión propia acerca de esta técnica usada desde tiempos remotos.
Desde Shiva Shakti podemos decirte que esta práctica otorga diversos beneficios a muchas personas. Desde calmar los pensamientos, concentrarse en el presente, eliminar el estrés del día, y la más importante brindar paz interior conectando con nuestro verdadero Ser y con la Consciencia Universal, lo que Patanjali describe en sus Yoga Sutras como Shamadi. No obstante, en torno a esta se han creado diversos mitos que conoceremos a continuación:
1. La meditación es dejar la mente en blanco
Esto es algo muy escuchado, cuando en realidad la mente no tiene la capacidad de «estar en blanco» o no hacer nada. Lo que se pretende es por un lado, que la mente se mantenga en quietud, tranquila, sin saltar de un lado a otro como una hoja al viento o un mono alocado. Por otro lado se promueve la toma de consciencia sobre los estímulos que la alteran, las cosas que nos preocupan, sobre todo aquello que no le permiten estar en calma y poco a poco ir ordenando todos esos elementos y así poder darles una respuesta consciente en la vida. También pretendemos que se establezca un contacto con lo más profundo de nosotros mismos, conocernos realmente, descubriendo características própias que permanecían ocultas, deshaciéndonos de creencias preestablecidas que nos mantenían anclados en una forma de pensar, sentir y actuar.
Durante la meditación en sus fases iniciales lo que realmente sucede es que centras la atención en el aquí y en el ahora, concentrando (Dharana) en un principio la atención en algún elemento interno, ya sea alguna sensación orgánica, la respiración… o en algún elemento externo como por ejemplo en alguno de los sonidos que te rodean o sobre la llama de una vela. Lo más probable es que empiecen a aparecer pensamientos que te despisten del elemento en el que te has propuesto mantener la atención, simplemente tomaremos consciencia del despiste y volveremos al elemento en el que nos propusimos concentrarnos. Esto te permita bajar la velocidad de los pensamientos, a su vez que facilita entrar en un estado de calma y consciencia. Así que no es cierto que se entre en trance en las fase inicial de la meditación, sino que ejercitamos la atención mediante la concentración y a la vez tomamos consciencia sobre los pensamientos o estímulos que tienden a despistarnos.
En fases mas avanzadas de la meditación introducimos lo que Patanjali define como Diana, es decir, una vez que vamos adquiriendo la habilidad de que mantener la atención en el elemento elegido y los estímulos que intentar capta nuestra atención tienen menos influencia, podemos observar dichos estímulos sin que «secuestren» nuestra atención. Es como mirar el mar desde la playa observando todos los barcos que navegan sobre el, sin concentrar la atención en ninguno en concreto y siendo a la vez consciente de la existencia de todos. Es esto último lo que muchas veces se confunde con entrar en un estado de trance, pero realmente la consciencia permanece en todo momento mientras que en un estado de trance la consciencia queda disuelta.
2. Es apta para todas las personas
La verdad es que no. Hay personas con enfermedades mentales para las que poner en marcha la meditación puede ser realmente contraproducente.
Como hemos visto anteriormente, existen dos etapas en la meditación. La primera, concentración o Dharana, normalmente no tiene ninguna contraindicación de forma general, aunque si que es verdad que cuando estamos viviendo algún proceso conflictivo es recomendable realizar previamente a la meditación algún ejercicio de Hatha Yoga, sobre todo Asana para que ese conflicto tenga una menor influencia y no sea un estimulo demasiado presente en la meditación. En el segundo estadio, Diana, nos encontramos con que personas que padecen trastornos mentales como esquizofrenia o trastorno bipolar puede ser contraproducente. La recomendación es ponerse en manos de una persona especializada, con años de experiencia en la enseñanza de la meditación, confiar en su guía, e ir compartiendo con ella la experiencia interna que se va viviendo en cada sesión.
3. Meditar es no vivir la realidad
Uno de los propósitos de la meditación es tomar consciencia de la vida que tenemos y observar si realmente es la que queremos vivir. La meditación nos ayuda a detectar aquellos elementos de nuestra vida que no nos gustan o que no son coherentes con lo que sentimos, y eso es lo que nos va a facilitar modificarlos para cada vez tener una vida más plena. En realidad lo que facilita es que vivamos plenamente la vida, tomando consciencia y disfrutando de cada momento y experiencia que nos ofrece.
4. Meditar es ahorrarse ir al psicólogo
Una total mentira es creer que con meditar se está haciendo terapia. Si es cierto que la meditación ofrece muchos beneficios cuando se está transitando en etapas fuertes de la vida, muchas veces necesitamos el acompañamiento de una persona especializada en cualquier tipo de terapia que nos facilite mirar hacia donde debemos mirar, un tipo de terapia que compatibiliza y complementa muy bien la meditación es la Terapia Gestalt y la Terapia Sistémica, sobre todo como elementos identificadores de sobre donde incidir y observar en la meditación.
5. Para meditar he de tener una creencia religiosa.
Aunque la práctica de la meditación facilita descubrir y conectar con la espiritualidad, carece completamente de religiosidad, siendo precisamente por esto compatible con cualquier creencia religiosa. Es cierto que han sido ciertas religiones las que han expandido la práctica de la meditación como, el budismo, el cristianismo mediante los ejercicios espirituales de Ignacio de Loyola… y es que la meditación nos facilita un contacto con lo más profundo de nosotros, con nuestra esencia. Esto sucede por varias razones. Por un lado, al potenciar la capacidad de la atención de mantenerse donde queremos ubicarla, ya no es una hoja al viento que es arrastrada por cualquier estimulo que aparece. Mientras esto sucede también vamos liberando Sanskaras, es decir, impresiones que se han instalado mediante vivencias traumáticas. Al reducir los estímulos, tomando consciencia y drenando los Sanskaras, comienza a aparecer lo que realmente hay, lo que realmente queda, nuestro Ser más profundo. Desde ahí la reción con el entorno cambia por completo sintiendo de forma espontanea la Consciencia Universal, el Todo, la Madre Creadora, esa fuerza que suscita y sostiene todo sea cual sea el nombre que le queramos dar.
6. La meditación es peligrosa
La meditación efectuada de la manera correcta no representa ningún tipo de peligro para las personas. Lo que realmente proporciona es una sensación real de calma, paz y equilibrio en la vida. Favoreciendo un mayor bienestar emocional, mental y en la salud en general.
Si quieres tener una experiencia satisfactoria con la meditación puedes preguntarnos sobre cualquier duda que tengas, Sarasvati Rosa Martos con más de 20 años de experiencia en la enseñanza de la meditación te responderá. También puedes probar una de sus sesiones o inscribirte en alguno de los cursos de meditación, tanto para iniciación a la meditación como para profundizar en ella, que imparte en Navarra.