Entonces, ¿Cuál es el misterio? ¿Dónde está el secreto?
Simple, en la respiración. En la aplicación de Pranayama al Asana, o mejor dicho, en la aplicación de Asana al Pranayama.
Si integramos el concepto de que practicamos Pranayama, y a este le añadimos Asana de forma que la postura no interfiera en la acción respiratoria que nos hemos propuesto, estamos abriendo la primera puerta para progresar en el Asana.
Para ello, por supuesto hemos de practicar la respiración Yóguica sentd@s es decir inhalamos 3/6 de nuestra capacidad completa hacia la zona lumbar, 2/6 hacia los costados y 1/3 hacia la parte alta del trapecio y exhalando proyectando el plexo solar hacia el cielo alargando la columna, e ir integrándola para después poder añadirle otro tipo de Asanas (de pie, decúbito prono, supino, inversiones, torsiones, etc. )
La llave que abre la segunda puerta hacia la progresión en Asana es un concepto también muy escuchado, ampliar tus límites pero sin traspasarlos. Y de forma práctica ¿cómo aplicamos este concepto? Vamos primero a definir cual es el límite propio de cada persona: Cualquiera que sea la postura en la que estemos, cuando realizamos la respiración Yóguica, podemos observar como al final de la inhalación nuestro cuerpo ocupa un mayor lugar en el espacio. El borde de ese espacio que hemos ganado en la inhalación es nuestro límite actual.
Así que, una vez reconocido el límite personal ya sabemos hasta donde ajustar el Asana o avanzar en el. Nunca yendo más allá del espacio ganado en la inhalación.
Por supuesto será durante la exhalación cuando ajustaremos el cuerpo, avanzando y conquistando el espacio ganado en la inhalación.
Pero el avance o la progresión en Asana no solo se trata de proyectarnos en avanzar ella por medio del Pranayama. De hecho estaríamos limitando otros aspectos si nos pasamos toda la práctica de Asana centrados en ello.
La tercera puerta la abrimos al dar cabida en la práctica de Asana al cuerpo pránico (Pranamaya Kosha) en el cual se desarrollan diversas emociones que pueden estar contrayendo alguna parte de nuestra musculatura.
Para ello mantendremos parte de la atención sosteniendo la respiración Yóguica. Durante la inhalación nos permitiremos sentir las emociones y sensaciones internas que se despiertan en nuestro interior, sin mentalizarlas, sin pensar en ellas, simplemente sintiéndolas. Durante la exhalación las drenaremos por todos los poros de la piel como si expulsáramos el aire por ellos. No se trata de rechazarlas, sino de filtrarlas de impurezas, de lo que realmente no es aprovechable, de aquello que nos está bloqueando tanto a nivel físico como emocional. Al inhalar recargaremos, renovaremos pranicamente aquello que hemos drenado para reconstruir vitalmente nuestro sistema.
Desde ahí tan solo nos queda conectar con nuestra interioridad y permitir que sea ella la que nos guie en nuestra práctica, sin aplicar esfuerzo mental en conseguirlo, sino simplemente abriéndonos y entregándonos completamente a nuestro Interior. Igual que lo haríamos en nuestra meditación sentad@s
Gracias por compartir vuestra sabiduría ❤️
Muchas gracias Maria, gracias a ti por tenerlas en consideración, un abrazo.