LESIONES EN LAS CLASES DE YOGA
En los últimos meses han llegado a mí diferentes informaciones sobre personas que han sufrido lesiones en clases de Yoga. Nunca pensé que esto pudiera ocurrir, pero hablando con otros profesores y profesoras, debe ser algo que está sucediendo no de forma masiva pero si preocupante.
Esto me ha llevado a reflexionar sobre varias cuestiones:
– Como practicante de Yoga ¿ Cual es el objetivo que me propongo en mi practica de Yoga?
– Como profesores y profesoras de Yoga, ¿que estamos haciendo para que se produzca una lesión en el alumnado?.
– ¿Qué podemos hacer para que esto no suceda?

Para responder a la primera pregunta, estaría bien revisar cuales son los propósitos de la práctica de Yoga en sus inicios más ancestrales, o para qué debería ser practicado.
Patanjali escribió en sus Sutras: El yoga debería ser practicado para atenuar los Kleśa-s. Estos Kle´sa-a son: la ignorancia, el egoísmo, el apego, la aversión y el miedo a la muerte (el cual deriva de apegarse ignorantemente a la vida), y así producir Samādhi o perfecta conexión.
Para todo ello el Yoga nos ofrece en su Octuple Yóguico unos pasos a a seguir , Asana, Pranayama, Pratyahara, Dharana, Dhyana y así producir Shamadi. Cada paso nos ofrece unas herramientas a practicar para así poder integrarlo y acercarnos al propósito, Shamadi.
Pero últimamente parece que estas herramientas se limitan a Asana con el propósito de llegar más en determinada postura, o llegar a realizar esta otra que he visto en un video de no se quien, sin tener en cuenta todo la anteriormente escrito por Patanjali. Desde ahí tendremos tarde o temprano una lesión asegurada.
Claro que es necesaria una práctica de Asana, pero ¿para que? ¿Para que nuestro cuerpo físico esté sano practicando de una forma respetuosa con sus limites? ¿O para conseguir llegar a más a costa de traspasar los limites del cuerpo?
Si te decantas por la segunda igual debes cambiar de disciplina, pero si te decantas por la primera, ¿cómo puedes saber que no traspasas tus limites?

La respuesta es sencilla.
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Aplica la respiración Yóguica cuando practiques Asana, ésta debe ser amplia y cómoda en todo momento, en cuanto deja de serlo has traspasado los limites de tu cuerpo, por lo que has de retroceder en el Asana o ir a otro que te permita realizar el Pranayama con fluidez.
La práctica de Yoga ha de ser respetuosa con todo nuestro sistema y con todos los elementos de nuestro ser. Sobre todo con Annamaya Kosha, nuestro cuerpo físico. Todos los demás Koshas, están contenidos en Annamaya Kosha por lo que todo lo que realicemos sobre él tendrá una afección directa sobre los demás. Esto implica que si realizamos una práctica agresiva sobre el cuerpo físico, está agresión será también recibida por nuestro cuerpo pránico (Pranamaya Kosha), sobre nuestro cuerpo mental (Manomaya Kosha) sobre nuestra conciencia (Vigñanamaya Kosha) y sobre nuestro cuerpo casual, donde trasciende el conocimiento intuitivo (Anandamaya Kosha)
También conviene aplicar este respeto hacia tu ser en la práctica de Pranayama:
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Realizando Pranayamas acordes con tu estado emocional, la estación del año y el momento del día, de manera que te aporte aquello que necesitas en el momento de su práctica.
Y si además quieres que tu práctica meditativa sea aplicable a la vida cotidiana, que te libere del estrés, poder aprovechar tus miedos para evolucionar… se respetuoso con todo lo que se refiere a ella:
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Realiza prácticas de Dharana y Dhyana teniendo en cuenta tu estados mentales del momento.
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Detecta si aplicas demasiada tensión en la práctica de Dharana (concentración) y poco a poco ve liberándote de ella, practícala como si de un juego de niños se tratara.
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Observa si practicas Dhyana (meditación) queriendo controlar tus fluctuaciones y poco a poco libérate de este control, permitiendo que aparezca lo que tenga que aparecer.
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No te esfuerces por entrar en Shamadi, no es el esfuerzo lo que nos lleva a ello, sino que sucede de forma espontanea.

La segunda pregunta, ¿que estamos haciendo para que se produzca una lesión en el alumnado?, implica una responsabilidad suprema, ya que las personas que acuden a nuestras clases depositan una confianza absoluta, en que tenemos un dominio pleno sobre las prácticas que proponemos, en que conocemos sus beneficios, y sobre todo sus contraindicaciones.
Sería una gran irresponsabilidad proponer pranayamas dinámicos o energizantes si en el grupo hay personas que padecen de ansiedad y anteriormente nos les hemos dado una indicación personalizada.
O si proponemos inversiones prolongadas cuando hay algún alumno o alumna con hipertensión o glaucoma sin avisarles previamente de mantenerse en cualquier otra Asana sustitutoria.
Por supuesto que no vamos a condicionar nuestras clases por las patologías de una o dos personas, aunque sería un gran error no tenerlas en cuenta. Simplemente con dar una indicación personalizada, o una propuesta diferente a estas personas cuando se realicen prácticas que tienen alguna contraindicación con la patología que padecen, estaríamos acogiendo de una forma amorosa a esta parte del alumnado. Pero primero hemos de tener conocimiento de las posibles patologías del alumnado y para ello deberemos disponer de una ficha de inscripción en la cual quede esto reflejado.

