LA NECESIDAD DE DISCERNIMIENTO EN ESTOS MOMENTOS «VIVEKA»
Nuestra mente piensa y piensa, es su naturaleza. Eso no podemos cambiarlo. Lo que si podemos cambiar es la forma de relacionarnos con ella.
En ocasiones, podemos creer que la meditación es dejar la mente en blanco o parar la mente. Nada más lejos de la realidad.
Meditar es un proceso en el que aprendemos a dejar que las cosas sean como son.
Y, muchas personas nos podemos preguntar, ¿me tengo que sentar cada día durante al menos 12 minutos para aprender a dejar que las cosas sean como son? ¡¡¡Las cosas ya son como son, y precisamente ese es mi problema!!!, ¿que tengo que ver yo con eso? ¿En qué me afecta esto a mi?
La respuesta a estas preguntas, esta en ti.
Pero para encontrarla, es necesario que disciernas. Y, ¿Qué es el discernimiento? Es la capacidad de pensar desde nuestra mente más clara. Esa mente interior que no está condicionada por lo social, ni por lo genético, ni por las experiencias pasadas propias. Un espacio que, en la inmensa mayoría de las personas, todavía está por descubrir.
Discernir es tratar con la vida de una forma tranquila, neutra e inteligente.
Depende como la abordemos, una situación puede convertirse en un monstruo enorme a punto de engullirnos generando graves estados de estrés y ansiedad, o, la misma situación, gracias a la capacidad de discernir, puede ser un elemento constructivo que nos ofrezca una información útil para este momento. Todo depende de un@ mism@, de como estés alimentando tu vida.
Lo normal es que, cuando atendemos nuestros pensamientos, lo hagamos de una manera inconsciente dejándonos arrastrar por las limitaciones de una mente condicionada. La más grande de esas limitaciones es “la ignorancia”.
La ignorancia, no como la ausencia de conocimiento, sino como la incapacidad de discernir, de comprender de donde vienen las cosas y cual es su sentido real.
Mira el momento que estamos viviendo tod@s. El confinamiento. Un retiro obligado en casa que nos facilita encontrarnos con la realidad de nuestras vidas. Una realidad creada en base a las decisiones que hemos ido tomando, con menos o más consciencia, a lo largo de nuestra vida. La familia que tenemos, el lugar donde vivimos, la educación que hemos ofrecido a nuestros hijos e hijas, la pareja con la que estoy, el trabajo que tengo, el dinero, el coche, etc.
Ahora, nos encontramos de cara con todo esto, y creemos que todo esto es nuestra vida.
Y la pregunta es: ¿todo eso es tuyo? Si, ¿por qué? Porque lo controlo, ¿puedes confirmar que todo eso será tuyo mañana?
Quien haya estimulado su capacidad de discernimiento, tiene claras las respuestas a las anteriores preguntas. Solo a través del discernimiento, puede llegar la Certeza.
Discernir no es reflexionar o dar vueltas a los pensamientos e ideas hasta marearlos como en ocasiones hacen los filósofos y filósofas de oriente y occidente.
Cuando has despertado la capacidad de discernimiento, empiezas a tratar con las cosas de la vida como si no fuesen tuyas. Ni siquiera la misma vida es tuya, y mucho menos puedes controlarla. O acaso, ¿puedes asegurar que mañana seguirás viv@? O, acaso tu familia, ¿dejará en los traperos de Emaus esa ropa que llevas puesta, de camino a tu funeral?
Esto puede dar miedo, pánico, si es así, entonces, es un buen momento para mirar el miedo tal como es, desde tu mente más clara. Si lo miras así, quizás, el mismo miedo te ofrezca la capacidad de valorar y tratar con la vida y sus contenidos de una forma diferente a como lo has venido haciendo hasta ahora.
Si desechas el miedo a perder todo, la vida, los seres queridos, el coche, la casa, el trabajo, etc. ¿Qué te queda?
Después de todo, sí, moriremos, y sabremos entonces que tanto nos ha impedido vivir con los brazos abiertos.
Una propuesta para estimular tu discernimiento.
-
Meditar sentad@ cada día un mínimo de 12´. Annapanasati.
-
Meditar en la vida cotidiana. Annapanasati.
-
Evitar saturación de información: de esta manera se reducirá el contenido mental y dejarás espacio a la información que viene desde dentro.